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Quebrarse para abrirse.

    Miedo a las dificultades.

    Y por lo que truene, me limito a vivir. No vaya a ser que en eso de vivir, encuentre alguna dificultad en el camino. Nos aterra vivirnos desnudos ante el amor, ante el otro. Nos aterra que nos vean en nuestra vulnerabilidad, que no seamos ese gran profesional por ser vulnerables.

    Y ante esas dificultades que se pueden presentar, mejor, me limito a vivir. Pongo barreras, límites, condiciones, reglas, desde la mentira de la protección, cuidado y amor propio. 

    No nos enseñan que las dificultades pueden ejercer un efecto transformador, profundo y significativo en nosotros. Tal vez sepamos que alguien ya afirmó esto alguna vez. Pero…

    ¿Qué hacemos? ¿Qué hago cuando estoy sufriendo? ¿Qué hago cuando me siento abrumado? ¿Cómo trabajo con las dificultades de mi experiencia para que sea transformadora y no un episodio de sufrimiento en una vida de sufrimiento?

    El primer paso es estar abierto incondicionalmente a ello, y asumir la responsabilidad. ¿Cómo he llegado hasta aquí? ¿Estoy dispuesto a verlo? 

    ¿Y si creo que otra persona tiene toda la culpa de mi estado actual, sea el que sea? Entonces ya está, no tengo ninguna esperanza.  

    Si ella es la verdadera culpable, no puedo dar marcha atrás, ni cambiar nada de lo que haya sucedido. Estoy atascado sin remedio. Pero cuando nos damos cuenta que esa creencia podría haber afectado la forma en la que experimentó este momento, se establece una conexión. 

    Y normalmente hay cosas que no queremos reconocer, se trata de una tarea ardua, pero una vez empiezas descubres que es sumamente liberadora, porque la llave de la felicidad ya no está en el bolsillo de una persona del pasado, si no en tu propio bolsillo. Y eso… te empodera. 

    Y estoy hablando de gente a la que he visto hacer esto con pasado tremendamente difíciles, traumáticos y violentos, que han llegado a preguntarse, ¿cómo estoy manteniendo este trauma? ¿de qué modo lo estoy manteniendo, continuando con él y dándole vida?. Dado que el pasado ya no está, que estamos en el aquí y ahora ¿de qué modo me estoy manteniendo vivo? 

    Repito, ¿de qué modo me estoy manteniendo vivo?

    ¿Desde un modo de supervivencia? ¿Desde el amor o desde el miedo?

    Encadenados vivimos. El nuestros propios límites a vivir, a vivir desde nuestra verdadera identidad. Vivimos desde un estado de muerte, en el miedo, en barreras, condiciones, normas, en las relaciones, en el amor, en la vida, en nuestros sueños. Entre frustración, miedo, rabia, dolor, rencor. Destruyendo cada momento de vida, de amor, gratitud, agradecimiento, de sentir, de deseo. 

    Nos posponemos entre miedos, bloqueos, creencias. Nos posponemos en el vivir. Para luego. Luego vivo, luego voy hacia mi camino, hacia mis deseos. Posponemos sentir, dejarnos llevar. 

    ¿Cuál es la dinámica? ¿Qué está sucediendo en realidad?

    Desde la presencia, desde la eternidad del aquí y ahora, no hay ayer, ni diez años, ni hace un minuto existe ya, todo se ha ido. 

    Suelta. Para saltar. Confiar y vivir. 

    ¿Qué te enseñó ese “viaje”? (*Viaje, aquella experiencia de dificultad).

    Aceptación. Aceptar los hechos de la vida. 

    Todos sufrimos, todos tenemos desilusiones. 

    Todos atravesamos dificultades, ya sabes, forma parte de la vida. 

    Para mi tomar conciencia de ello, supuso un gran ejercicio de aceptación. Y salir del modo en el que me estaba manteniendo viva, desde un estado de muerte, anclada al dolor del pasado. 

    Con la mirada en el pasado, en todas esas heridas y sucesos de dificultad vividos.

    En el momento que te encuentres que necesitas volver a tu centro, a tu estado de ser.

    Detente. Respira hondo varias veces. Sonríe a tu cuerpo. Observa lo que sucede en tu cuerpo y mente. Sigue, actúa con bondad amorosa y compasión.

    Te ayudará a soltar la acción de ese momento, en el enredo mental, emocional, que te puedas encontrar, al respirar, al observar, al proceder desde otro estado, es ahí donde vuelves a tu centro, a tu ser, a tu forma más elevada de inteligencia humana. 

    Te abrazo en tu proceso de transformación.

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